CEREMONIA DEL JAZMÍN
El sur es un jazmín inacabado.
El sur es un jazmín inacabado.
Invade el dulce olor los litorales.
Se deslíe la plata en su blancura.
El tacto incendia nieves increíbles.
Goza la mano lo que el ojo indaga.
Cerca está el jazminero. Se concreta
el sur en él como un azúcar líquida.
Como sales de lunas ofrecidas
en andaluzas copas jazmineras.
El sur de los jazmines. El aroma
en las crestas nevadas del asombro.
La gloria casi azul de las almenas.
La cal tan coronada. Los tritones
de pórfidos nublados. Los jinetes
que se llevan la noche. La muralla
por donde trepa el sol de las auroras
en tanto el surtidor, en solitario,
sube al limón y muere.
Dan jazmines de sangre las muchachas.
Jazmines en los pechos como brújulas.
Carne de los jazmines. Carne fría
de la biznaga de la tarde. Mirlos
que trepan por los cuellos de jazmines.
Lo blanco aquí en el sur tiene su nombre
y jazmín se apellida esta blancura.
¿Habéis cogido, regido, alzado
un jazmín con el alba? ¿Habéis trenzado
jazmines con jazmines de agonía,
jazmines a dos bocas, a dos lunas,
a dos penas también?
Andalucía
se queja aquí en el blanco de la muerte,
en el peligro intacto del jazmín.
Marfil y nácar para los harapos,
espumas resbaladas y sutiles
por el filo muriente de los oros,
por la cornada gris de la pobreza.
Cristales que se empañan y columbran,
pequeñísimas velas que zozobran
en la marea de la soledad.
Olor agudo. Ondeador remate.
Mantel de aroma en donde muere el cisne.
Andalucía acaba aquí y empieza.
Se muere y nace aquí. Por la blancura
ceremonial y fiel del jazminero.
Francisco Garfias
Francisco Garfias
No hay comentarios:
Publicar un comentario